13.11.07

CUANDO LA ESPERA ES UN RELOJ DE ARENA


Cuantos años transcurridos desde aquel fatal abandono que dejó a todo un pueblo dividido entre su país ocupado y su país de asilo. La historia del Sáhara Occidental sigue siendo hoy día desconocida para muchos españoles, sobre todo para los más jóvenes, que ignoran en su mayoría que existe un pueblo saharaui en el exilio, que espera desde hace treinta años a que una injusta situación se resuelva. Desde aquí expondré de manera resumida un fragmento de cómo empezó todo y el por qué de este eterno conflicto que actualmente continua sin vías de solucionarse.

A modo de síntesis cronológica, hemos de recordar que hacia 1884 D. Antonio Cánovas, primer ministro de Isabel II, organiza una expedición que al mando de D. Emilio Bonelli consigue asentarse en la costa de la actual Dajla. Se crea así el enclave de Villacisneros, topónimo de la etapa colonial española, que será un punto estratégico vital a la hora de entender las complejas interacciones sociopolíticas que se establecerán a partir de este momento entre la metrópoli y los habitantes del interior del desierto.

Hacia 1900 se firma el convenio de París en el que quedan dibujadas, y nunca mejor dicho, las fronteras del África Occidental, pues el trazado de los límites fronterizos se realizó a golpe de escuadra y cartabón sin tener en cuenta la confusa armadura social de la zona.

Hasta la fundación de la ciudad del Aaiún en 1934 por D. Antonio del Oro, los españoles se dedicaron a establecer a lo largo de la costa atlántica sahariana, guarniciones militares que visitaban habitualmente comerciantes que poco a poco establecieron tímidos emporios y entablaron relaciones con las poblaciones indígenas del interior y la costa.

Entre 1940 y 1950, el interés por este territorio aumenta considerablemente, ya que la empresa Adaro, dependiente del antiguo Instituto Nacional de Industria, descubrió los primeros indicios de petróleo y fosfatos en el territorio, hasta que en 1961, el gobierno español convierte el Sáhara Occidental en una provincia española más, la número 53. Desde este año y hasta 1965 el gobierno franquista comienza una campaña de búsqueda y explotación del crudo saharaui con la participación casi exclusiva de compañías petroleras norteamericanas y la escasa presencia de firmas españolas.

A pesar de que se localizaron las bolsadas, las empresas implicadas en este negocio no llegaron a extraer el crudo, aunque sí se avanzó en la explotación sistemática de los fosfatos de Bu Kra de parte de la empresa Adaro.

A finales de 1965, Naciones Unidas comienza las negociaciones con el gobierno español para celebrar un referéndum de autodeterminación en el territorio.
La década de los setenta comienza con la participación masiva de los ciudadanos saharauis en la lucha por la autodeterminación del territorio, siendo fuertemente reprimidos por las tropas coloniales españolas durante más de cinco años.

Hacia 1973, la fundación del Frente Polisario, vanguardia de la causa por la autodeterminación, comienza las actividades políticas dentro y fuera del territorio. Es en este momento cuando podemos decir que comienza la lucha armada por la liberación del Sahara Occidental. Con en el nombramiento de Arias Navarro como presidente del gobierno en 1974, se abre un proceso en el cual la antigua provincia española será vendida en secreto a Marruecos y Mauritania tras la firma de un pacto tripartito en Madrid. Los esfuerzos del embajador español en Naciones Unidas, D. Jaime de Piniés, por conseguir un referéndum que pusiera fin al conflicto fueron por lo tanto vanos, ya que este no llegó a celebrarse nunca, pues la venta de la colonia a los firmantes del tripartito era ya una realidad.

En este contexto se enmarca la política beligerante de Hassan II en lo que se ha dado por denominar la Marcha Verde, ocupación marroquí de la antigua colonia en la que participaron más de 350.000 civiles procedentes de todos los lugares de Marruecos reforzados militarmente con más de 25.000 soldados y numerosos contingentes de armas pesadas.

El 28 de febrero de 1976 los militares españoles arrían la última bandera quedando a su suerte toda la población saharaui, que desde ese momento se ve sujeta a la dura represión ejercida por Marruecos y Mauritania.

La población civil saharaui inicia a partir de este momento una huida hacia el interior del desierto, dirigiéndose hacia territorio argelino para refugiarse de las inminentes agresiones de los ocupantes marroquíes y mauritanos.

A pesar de los esfuerzos del Frente Polisario por proteger a la población civil en su huida, las fuerzas aéreas y terrestres marroquíes la ametrallan y bombardean con napalm llegando a causar miles de bajas. Además de las muertes causadas por las armas y enfermedades de diversa índole incrementaron la mortandad de una población abandonada a su suerte en una de las zonas más inhóspitas de la hamada argelina.
En el frente, la respuesta de los polisarios al avance imparable de los ejércitos invasores ocasionó numerosas bajas en ambos bandos, elevando el dramatismo de un conflicto que aún hoy no tiene visos de alcanzar una solución.

En 1979 Mauritania, derrotada militarmente, se retira del territorio que es ocupado inmediatamente por las fuerzas armadas marroquíes. Mientras, la población civil saharaui organiza su forzoso exilio en cuatro campamentos del entorno de la ciudad argelina de Tindouf.

En la actualidad un muro divide los territorios liberados de los ocupados por Marruecos, un muro que desde los años ochenta separa las vidas de los exiliados en Argelia y los que todavía viven bajo la ocupación. Esta realidad es ignorada por gran parte de la población española y es sin duda un atentado contra los Derechos Humanos que una vez más se incumplen en una región olvidada por Naciones Unidas, cuyo papel se pone en entredicho por su ineficacia con un pueblo pacífico que desde hace más de treinta años espera un referéndum que les haga justicia.

Para más información sugiero la lectura del documento que se adjunta.